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Geografía humana

a población de la actual Yugoslavia, aunque más homogénea que la de la desaparecida confederación por el hecho de haberse organizado en torno al tronco etno-cultural serbio, sigue ofreciendo una importante presencia de minorías étnicas, lingüísticas y religiosas. La más destacable es la albanesa, que constituye el componente mayoritario (con más del 90 %) en la región serbia de Kosovo, situada al S del país, en los límites con Albania; al N, la región de la Voivodina acoge a una destacable minoría húngara.

Yugoslavia es, en general, un país bastante poblado, ya que con más de 100 h/km2 supera ampliamente la densidad media del continente europeo (75 h/km2). No obstante, existen importantes diferencias regionales; la república de Montenegro, montañosa y apartada de los ejes de desarrollo y comunicación creados alrededor de los grandes ríos del N, tiene únicamente una densidad de 45 h/km2, acusando pues una fuerte despoblación.

La mayor concentración regional de población de Yugoslavia es, dejando al margen los alrededor de dos millones de habitantes del área de Belgrado, la región de Kosovo, que alcanza los 180 h/km2; ello se debe no a la óptima localización e industrialización de la región, sino a la desenfrenada pauta de crecimiento demográfico que allí se experimenta, con la tasa de natalidad más escandalosamente elevada de toda Europa (más del 30 %); se trata, además, de una tasa largamente sostenida durante las últimas décadas, lo que ha permitido que la población albanesa de Kosovo se doblase desde 1950 hasta hoy, mientras la población serbia crece «sólo» en torno al 13. Es evidente que, como cualquier otro país europeo, Yugoslavia ha cerrado ya su ciclo de transición demográfica, pero el comportamiento hipernatalista de la población albanesa de Kosovo convierte a esta región, junto con su vecina y hermana Albania, en el único rincón del viejo continente que posee un régimen demográfico todavía no concluido.

La mortalidad se mantiene baja en toda Yugoslavia debido a la suficiente y práctica universalización del sistema sanitario, así como al aún escaso envejecimiento de la población (fenómeno este último que afecta ya a las regiones urbanas y más desarrolladas de Serbia). Yugoslavia es, no obstante, un país escasamente urbanizado, ya que la mitad de la población (el 49,8 %) en 1990 seguía siendo rural.

La red urbana del país, aunque completa, estabilizada y bien jerarquizada tiene un polo de concentración en el N, en la zona de Belgrado y la Voivodina, que con los entornos del Danubio, el Tisza y el Sava conforman una importante región urbana con multitud de núcleos a todos los niveles, creando una zona metropolitana y perimetropolitana en los entornos de su capital, Belgrado, y entre esta ciudad y Novi Sad (capital de Voivodina). Desde este foco surge un eje urbano hacia el S, siguiendo el curso del Morava, hasta llegar a la ciudad de Niš, situada en el corazón de Serbia, que con casi 170 000 h es una de las capitales importantes del país.

El resto de Yugoslavia concentra su vida urbana en las distintas capitales locales (pequeñas y medianas), únicos centros para unas regiones extremadamente ruralizadas. Ciudades como Priština, capital de Kosovo, o Titogrado, capital de Montenegro, constituyen algunos de los centros más destacables. La desmembración de la antigua federación, y los subsiguientes estado de guerra y de bloqueo internacional, han acarreado también una desmembración del sistema económico imperante en la zona antes de 1990.

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